Su sonrisa se había quedado como congelada en el aire, parecía que su amor se había esparcido y a la vez contaminado el ambiente. Una leve exclamación se dejo llevar por el viento y rompió limpiamente la tensión. Su sonrisa no amilanaba, mas bien crecía. The old king is dead, long live the king. Una cancion olvidada en la mente, murmullos. Escarlata, brillante, cegante, casi no poder verlo de tanta escarcha, pero ahí estaba. Su sonrisa, esa sonrisa que no le pertenecía a ella, ya no. Y aquel cuerpo no tan suyo, que dejaba caido en la pista liberando su esencia en aquella expresión. La sangre ya casi inundaba cuando sonaron las sirenas, cuando me quitaron del camino de un empujón y corrieron a socorrer a algo que ya no existia, a ese cuerpo no suyo.
A esa sonrisa a nadie.
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